La Iglesia Católica recomienda la práctica de la confesión
frecuente, no sólo de los pecados mortales, sino también de los pecados
veniales. De esta manera, se aumenta el propio conocimiento; se crece en
humildad; se purifica y forma la conciencia; nos ayudan en nuestra vida
interior, y aumenta la gracia en virtud del sacramento. Para crecer en el amor
de Dios es muy conveniente tener en mucha estima la confesión; confesarse a
menudo y bien. El Papa Francisco, es un ejemplo vivo de la importancia de la
confesión, sigamos las enseñanzas de nuestra madre iglesia y el ejemplo de
nuestro Pastor el «Papa Francisco».
1. EXAMEN
DE CONCIENCIA: Es recordar todos los pecados cometidos desde la última
confesión bien hecha.
2. ARREPENTIMIENTO:
Es un rechazo claro y decidido del pecado cometido pensando en el amor que Dios
nos tiene.
3. PROPÓSITO
DE ENMIENDA: Es la firme resolución de no volver a pecar, estando
dispuestos a poner los medios necesarios para evitar el pecado.
4. DECIR
LOS PECADOS AL CONFESOR: Debemos confesar todos los pecados mortales y
conviene decir también los veniales Se han de confesar con humildad y
sencillez, manifestando los ciertos como ciertos y los dudosos como dudosos.
5. CUMPLIR
LA PENITENCIA: Es rezar las
oraciones y hacer las buenas obras que nos mande el confesor.
Terminada la confesión, agradece al Señor su bondad y
misericordia por haberte perdonado los pecados y haberte dado la gracia;
cumple, lo antes posible, la penitencia y procura poner en práctica, los
consejos recibidos.
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